Amartya Sen empieza un artículo mostrando la opinión común sobre lo que es una hambruna: “¿Cuál es la relación entre las hambrunas y el abastecimiento de alimentos? Algunos ven la conexión como una cosa evidente. Según esta opinión la hambruna es sinónimo de un país donde escasean los alimentos.”
Sin embargo para él esta es una respuesta muy simple y que no corresponde a la realidad empírica:“Recientes trabajos empíricos han echado por tierra la opinión de que las hambrunas y la inanición ocurren solamente cuando disminuyen las provisiones de alimentos. En efecto, en diferentes países del mundo se han producido muchas grandes hambrunas a pesar de tener una disponibilidad de alimentos de moderada a buena, y sin que se produzca ninguna baja apreciable de la producción o provisión de alimentos. Y alguna de ellas como la hambruna de Bangladesh en 1974, se han producido efectivamente en años pico de disponibilidad alimentaria. La hambruna se produce cuando una cantidad considerable de personas -que frecuentemente pertenecen a determinado grupo ocupacional- pierden los medios económicos para adquirir alimentos. Esto puede ser resultado del desempleo, o de una caída aguda de los ingresos comparada con los precios de los alimentos, aun si no hay una reducción de la producción o provisión de estos. Y en cambio, ha habido serios casos de disminuciones drásticas de producción y disponibilidad de alimentos que no han generado hambruna. Los alimentos pueden adquirirse en el exterior si existen los medios económicos, y también la provisión de alimentos disponibles, aunque escasos, pueden ser distribuidos de tal forma que se evite la miseria extrema. Darle a una persona pobre un ingreso, quizá por medio de un trabajo en un proyecto publico temporal, es una forma rápida de dar a las potenciales víctimas de una hambruna la capacidad de competir con otros para conseguir alimentos.”
Refiriéndose a la hambruna irlandesa nos explica como la lógica del sistema de mercado puede ser el generador de una situación de este tipo: “¿Por qué Irlanda, con tan pocos alimentos para sí, seguía exportando alimentos a Inglaterra, que tenía tantos? La respuesta radica en cómo funcionaba el mercado. Los movimientos de alimentos en un mercado se relacionan con la demanda y el poder adquisitivo, y los ingleses podían ofrecer precios más altos que los económicamente devastados consumidores irlandeses… Los que se mueren de hambre por no tener los medios para comprar comida tampoco tienen los medios para impedir que los alimentos que están en su región salgan de ella.”
Refiriéndose a las soluciones para la hambruna nos dice que no son difíciles de aplicar: “No es difícil regenerar el poder adquisitivo normal de los nuevos pobres utilizando métodos como el empleo público, que han sido usados exitosamente en muchas regiones del mundo. Esta forma de detener las hambrunas reemplazando los ingresos perdidos no requiere ni siquiera destinar una proporción descomunal de los ingresos del país, dado que las víctimas son normalmente pobres en primer lugar, y la parte de la población afectada es relativamente pequeña.”
Sen nos da la causa de la inacción de los gobiernos en caso de hambrunas por medio de lo que él llama la alienación política: “Las penalidades directas de la hambruna son sentidas por un grupo de personas, mientras que las decisiones políticas las toma otro grupo. Los gobernantes no pasan hambre.”
Y es en este caso cuando toma importancia la democracia y su sistema de presión hacia los gobernantes para crear los incentivos para tomar medidas contra la hambruna: “No es sorprendente que en la horrorosa historia de las hambrunas existan muy pocos casos en los que una de estas se ha producido en un país independiente y democrático, independientemente de que sea rico o pobre. En India, las hambrunas continuaron produciéndose hasta la misma independencia del país. La ultima hambruna del imperio británico, en Bengala en el año 1943, durante la cual murieron entre dos y tres millones de personas, se produjo solo cuatro años antes de la retirada británica. Y entonces, con la independencia, las hambrunas desaparecieron abruptamente. Con un sistema político democrático en un territorio autogobernado, medios de comunicación relativamente libres y partidos de oposición activos ansiosos por atacar al gobierno por su incapacidad de detener la inanición, el gobierno está bajo tremendas presiones para tomar medidas rápidas y eficaces cuando amenaza la hambruna.”
Todo lo contrario sucede en los casos de gobiernos no democráticos y los ejemplos más representativos son los casos de la China de Mao y el contraste que existe en el África: “El gobierno chino pudo mantener inalterable su fracasada política del Gran Salto Hacia Adelante durante la hambruna de 1958-61, en la cual murieron muchos millones de personas cada año, porque no tenía partidos de oposición que enfrentar, ni recibía críticas de los medios de comunicación controlados por el mismo gobierno… aun en el continente africano asolado por la hambruna, la ausencia de estas en Botswana y Zimbawe, ambos países democráticos, contrasta con las constantes hambrunas de Etiopia, Sudan, Somalia, Mozambique y los países del Sahel.”
La reflexión final de Sen: “De hecho, las hambrunas son fáciles de prevenir. Es sorprendente que se produzcan realmente, porque requieren de una grave indiferencia por parte del gobierno. En estos casos se combinan la asimetría política con la alienación social y cultural. El sentido de distancia entre el gobernante y el gobernado, entre “nosotros” y “ellos”, es un factor crucial de las hambrunas.”
Citas extraidas de “Nadie tiene por que morirse de hambre” escrito por Amartya Sen para la edicion de invierno 1995 de la revista Grant