jueves, 27 de diciembre de 2018

Niklas Luhmann como Holista, por Poe Yu-Ze Wan

Se ha argumentado que la teoría de los sistemas de Luhmann está imbuida de características holísticas (o colectivistas). Sin embargo, esta crítica no tiene que basarse exclusivamente en afirmaciones como la de que 'la teoría de Luhmann dedica su mayor atención a los sistemas sociales a expensas de las personas'. Es en respuesta a tales afirmaciones, o lo que King y Thornhill (2003: 277) llaman al 'concepto no reflejado de agencia humana', que Luhmann escribe:
Si uno ve a los seres humanos como parte del entorno de la sociedad (en lugar de como parte de la sociedad misma), esto cambia las premisas de todas las cuestiones tradicionales, incluidas las del humanismo clásico. No significa que el ser humano se considere menos importante de lo que era tradicionalmente. Cualquiera que lo piense (y tal comprensión, explícita o implícitamente subyace a todas las polémicas en contra de esta propuesta) no ha entendido el cambio de paradigma en la teoría de sistemas. (Luhmann, 1995: 212)

miércoles, 12 de diciembre de 2018

Migración y metrópolis, por Alejandro Portes

En 1980, la ciudad de Miami padeció bajo el moderno equivalente de una ofensiva extranjera. El éxodo de Mariel desde Cuba llevó más de 120 mil nuevos refugiados a la ciudad norteamericana en menos de seis meses. Aunado a las oleadas de pequeñas embarcaciones haitianas con rumbo a Miami, la situación alcanzó proporciones críticas. Se instalaron tiendas de campaña junto a las carreteras, las tropas de la Guardia Nacional tuvieron que ser movilizadas, y los criminales comunes puestos deliberadamente por el gobierno cubano en los barcos que zarparon de Puerto Mariel desataron una ola de crímenes como nunca antes había visto la ciudad (Portes y Stepick, 1993).

Las ciudades en el sistema global, por Alejandro Portes

Hay una última manera de definir la relación entre la urbanización y la inmigración actuales. En su bien conocido libro, Sassen (1991) identifica a las ciudades globales como aquellas que se han vuelto nódulos centrales para la coordinación y administración de la economía capitalista mundial. Reconoce a Nueva York, Londres y Tokio como tales. En un artículo subsecuente, Sassen y Portes (1993) extendieron este análisis a ciudades más pequeñas como Miami, que realizan funciones similares de orden y control a escala regional. Éstas se pueden considerar como “ciudades globales de segundo rango”. Siguiendo la misma lógica, Friedmann (1986) desarrolló una clasificación de ciudades de acuerdo con su posición en círculos mundiales de finanzas y comercio (Friedmann y Goetz, 1982).

Los determinantes históricos de la inmigración contemporánea, por Alejandro Portes

La visión popular y periodística de los actuales desplazamientos de población desde países menos desarrollados a ciudades del mundo avanzado es que éstos ocurren como escape al hambre y la necesidad, como un éxodo en busca de oportunidades. Hay mucha verdad en tal análisis porque, como arriba señalo, los migrantes siempre se han trasladado hacia la metrópolis en pos de la libertad y del progreso económico. Sin embargo, por lo menos en el mundo moderno, la historia es aún más complicada. Si los orígenes de la migración contemporánea estuvieran exclusivamente arraigados en la necesidad desesperada, el flujo debería originarse en las regiones y países más pobres y dirigirse hacia las áreas de mayor riqueza de las naciones desarrolladas, pero no sucede así. Un vistazo rápido a la evidencia empírica revela que los países africanos y asiáticos más pobres —como Sierra Leona, Burkina Faso, Myanmar o Indonesia— no están bien representados entre las principales fuentes de migrantes internacionales hacia Estados Unidos; de manera semejante, países latinoamericanos pobres, como Bolivia, Honduras o Paraguay, envían un número insignificante de migrantes a Francia, Alemania y el Reino Unido (Massey et al., 1998; Portes y Rumbaut, 1996; U.S. Immigration and Naturalization Service, 1998, y Weil, 1999).

sábado, 8 de diciembre de 2018

De los actores supraindividuales a los mecanismos macrosociales: ¿un movimiento peligroso?, por Poe Yu-Ze Wan


*Para discusiones previas, ver aquí y aquí


[Un] argumento en contra de la supuesta necesidad de especificar mecanismos a nivel individual en toda investigación social es que los mecanismos macro-sociales desempeñan un papel importante en la explicación científica social, y pueden ser atribuidos a un estado ontológico sui generis en varios casos1. Dado que los sociólogos analíticos han sostenido que "no existe una causa social pura del estado macro al estado macro" (Little 1998: 198) o que "no hay mecanismos causales sociales que no dependen de las elecciones y comportamientos estructurados de los individuos" (Little 1998: 203), ¿se sigue que no existen mecanismos de nivel macro (Hedström and Swedberg 1996: 299; Abell et al. 2010)? ¿Es realmente cierto que cualquier referencia a los mecanismos macrosociales en la explicación social viola el principio de rigor y precisión tan apreciado por los sociólogos analíticos?

La búsqueda de los microfundamentos y la explicación mecanísmica, por Poe Yu-ze Wan


*Para una discusión previa, ver aquí.
*Para una continuación, ver aquí


La integración de Bunge de la dimensión de acción en su enfoque de sistemas está ligada a su crítica tanto del holismo como del atomismo. El holismo o trata al sistema como una totalidad inseparable y, por lo tanto, allana el camino para el intuicionismo filosófico y el irracionalismo, o prioriza un sistema sobre sus componentes al afirmar que el primero determina el último. En marcado contraste, el sistemismo de Bunge sirve como una justificación para realizar una reducción (micro)explicativa. Es decir, nos invita a analizar cada sistema en su composición, entorno, estructura y mecanismo, y busca explicar las propiedades emergentes de un sistema (al menos en parte) en términos de la interacción compleja de sus componentes1. En la investigación social, estos componentes son precisamente los seres humanos y sus (inter)acciones que forman, mantienen, transforman o desmantelan un sistema social. Por otro lado, el atomismo (individualismo ontológico) tiene que ser rechazado porque normalmente minimiza las relaciones sociales (es decir, los lazos que mantienen unidas a las personas) y los hechos y entidades macro-sociales2. Por lo tanto, la prescripción metodológica del sistemismo es divide et coniuga, o análisis y síntesis. El relato de Hedström sobre la estrategia de investigación de la sociología analítica, que "disecciona" los procesos sociales en constituyentes básicos y construye modelos para reconstruir causalmente los procesos generativos de los fenómenos colectivos, está obviamente en línea con la del sistemismo (Hedström e Ylikoski 2010a : 60).

La indispensabilidad de la teoría de la acción, por Poe Yu-Ze Wan

*Las continuaciones de este texto están aquí y aquí.



La teoría sociológica se ha caracterizado durante mucho tiempo por la pronunciada dicotomía entre sistemas y enfoques de acción teórica, que encuentra una expresión dramática en los debates a veces estimulantes (pero a menudo estériles) sobre el dilema de la agencia de la estructura o el enlace micro-macro. Para ponerlo de una manera un tanto simplificada, al conceptualizar la realidad social, los enfoques teóricos de la acción tienden a elevar a los actores a la primacía, mientras que los teóricos de los sistemas se fijan en los sistemas de autorregulación. Los teóricos de la acción a veces aclaman a los seres humanos como seres activos dotados de poderes de agitación hasta el punto de la exageración; el énfasis exclusivo de los teóricos de los sistemas en los sistemas sociales a expensas de la agencia humana1 ha llevado a los teóricos sociales radicales a concluir que la teoría de los sistemas "no revela nada sobre la naturaleza del conflicto, la dinámica del cambio o incluso los motivos de los diversos grupos sociales involucrados'' (Fotopoulos 2000: 440). De hecho, la tradición de los sistemas en las ciencias sociales, representada por los trabajos de Niklas Luhmann (Luhman, 1995), ha defendido vigorosamente la opinión de que los seres humanos (sistemas psíquicos) son el entorno de los sistemas sociales, y que los sistemas sociales solo pueden recibir "perturbaciones" de los sistemas psíquicos. Por lo tanto, la teoría de los sistemas sociales equivale a negar la relevancia teórica de la agencia humana. Pero como se señaló en otra parte, un enfoque de sistemas no tiene que centrarse en los supuestos sistemas sociales autopoieticos y auto evolutivos que experimentan, por ejemplo, la diferenciación funcional hasta el infinito que caracteriza los escritos de Luhmann. En cambio, una vez que se reconoce que las personas vivas que participan en actividades sociales son los componentes fundamentales (en lugar del entorno) de los sistemas sociales, y que los seres humanos están dotados de poderes causales emergentes específicos (como las habilidades lingüísticas y la reflexividad) responsables de los mecanismos de emergencia social, uno es capaz de liberar el pensamiento sistémico de la "ideología funcionalista que excluye los potenciales de cambio social por parte de la agencia humana" (Fuchs 2008: 23) sin abandonar el uso de conceptos de sistemas.

viernes, 7 de diciembre de 2018

El enfoque sistémico de Bunge con respecto a la Emergencia, por Tuukka Kaidesoja

Bunge (2003) ha presentado recientemente la siguiente definición del concepto de propiedad emergente: "Se dice que una propiedad de un objeto complejo es emergente si ninguno de los constituyentes o precursores del objeto lo posee". La emergencia, a su vez, es un proceso en el que surgen nuevas entidades con propiedades emergentes. Bunge enfatiza que "no hay emergencia en sí misma o separada de las cosas emergentes: lo que surja lo hace en algún objeto (complejo)" y que "no hay emergencia ex nihilo: todo surge de algo, como las interacciones entre cualquiera de los constituyentes de un sistema o algunos de ellos y elementos ambientales”. La definición previa de la propiedad emergente también es compatible con la posibilidad de explicaciones microrreductivas y evolutivas de las propiedades emergentes de los sistemas complejos. No obstante, Bunge admite que las explicaciones microrreductivas de las propiedades emergentes de un sistema complejo pueden ser parciales en el sentido de que pueden complementarse investigando los procesos que ocurren en los entornos de estos sistemas. En otras palabras, señala la necesidad de explicaciones entre niveles en las explicaciones científicas de algunas propiedades emergentes. Además, sostiene que los tipos de explicaciones anteriores no explican las propiedades emergentes, ya que "la emergencia explicada sigue siendo emergencia". Por lo tanto, a diferencia de algunas variedades tradicionales de este concepto, el concepto de emergencia de Bunge no excluye el análisis y la explicación científica.

El Determinismo Social

Las ciencias sociales nacieron marcadas por ciertos determinismos que definían las diferentes escuelas y enfoques. Los principales eran el...