*Para una discusión previa, ver aquí.
*Para una continuación, ver aquí
La integración de Bunge de la dimensión de acción en su enfoque de sistemas está ligada a su crítica tanto del holismo como del atomismo. El holismo o trata al sistema como una totalidad inseparable y, por lo tanto, allana el camino para el intuicionismo filosófico y el irracionalismo, o prioriza un sistema sobre sus componentes al afirmar que el primero determina el último. En marcado contraste, el sistemismo de Bunge sirve como una justificación para realizar una reducción (micro)explicativa. Es decir, nos invita a analizar cada sistema en su composición, entorno, estructura y mecanismo, y busca explicar las propiedades emergentes de un sistema (al menos en parte) en términos de la interacción compleja de sus componentes1. En la investigación social, estos componentes son precisamente los seres humanos y sus (inter)acciones que forman, mantienen, transforman o desmantelan un sistema social. Por otro lado, el atomismo (individualismo ontológico) tiene que ser rechazado porque normalmente minimiza las relaciones sociales (es decir, los lazos que mantienen unidas a las personas) y los hechos y entidades macro-sociales2. Por lo tanto, la prescripción metodológica del sistemismo es divide et coniuga, o análisis y síntesis. El relato de Hedström sobre la estrategia de investigación de la sociología analítica, que "disecciona" los procesos sociales en constituyentes básicos y construye modelos para reconstruir causalmente los procesos generativos de los fenómenos colectivos, está obviamente en línea con la del sistemismo (Hedström e Ylikoski 2010a : 60).
Lo que está involucrado aquí son dos términos clave que se repiten en los trabajos de los sociólogos analíticos: microfundamentación y mecanismo. Estas dos palabras están tan íntimamente relacionadas que a menudo se usan de manera intercambiable o simultánea. Para decirlo de manera más precisa, para los sociólogos analíticos, lo que es de suma importancia en la explicación sociológica es proporcionar microfundamentos rigurosos, que equivalen a relatos completos de "las vías por las cuales se producen los patrones sociales a nivel macro" (Little 1998: 4), o de "cómo los esfuerzos en la base... pueden provocar cambios y respuestas a nivel macro" (Powell y Polyvas2008: 295). Estos se clasifican a su vez en diferentes tipos de mecanismos para capturar completamente el "carácter de proceso de lo social" (Kron 2010: 220n). En el diagrama estándar de Boudon-Coleman (también conocido como el barco de Coleman), se pueden distinguir tres mecanismos básicos: mecanismos macro-micro (situacionales), micro-micro (acción-formación) y micro-macro (transformacional).
El mecanismo situacional, que es equivalente al concepto de Karl Popper de "lógica situacional" (Situationslogik) y lo que Esser (1994, 1999) llama "lógica de la situación", se refiere a una situación social específica que moldea las creencias, oportunidades y orientaciones de los actores. Implica al menos tres aspectos: (1) las alternativas disponibles para los actores involucrados; (2) las restricciones que rigen la elección de las alternativas; y (3) la evaluación de las posibles consecuencias de las elecciones hechas (Esser 1994: 180). Como explica Wikström (2008: 130), los mecanismos situacionales "ayudan a identificar qué aspectos de la sociedad ... y qué aspectos del desarrollo y la historia de la vida de un individuo ... son relevantes como" causa de las causas "en la explicación más amplia". Es la seria consideración de estos elementos estructurales lo que distingue al "individualismo estructural" de los sociólogos analíticos de las versiones ingenuas del individualismo metodológico. Hedström y Bearman (2009) escriben, por lo tanto, que el ‘individualismo estructural difiere del individualismo metodológico tradicional al atribuir una importancia explicativa sustancial a las estructuras sociales en las que los individuos están incrustados’. En otras palabras, las instituciones sociales, las relaciones, las estructuras y los órdenes aparecen no solo en lo explicado sino también en la explicación (Schwinn 2008: 310). O, como señala Esser (1993: 404, citado en Heinz 2004: 17), los individualistas estructurales reconocen que la sociedad es "una" fuerza (Kraft) que es realmente anterior a los individuos concretos y da forma a sus acciones".
El mecanismo de formación de acciones implica una multiplicidad de mecanismos psicológicos y socio-psicológicos (por ejemplo, el conocido "efecto de encuadre" [es decir, la manera y el orden en que se presentan las opciones influirán en las elecciones de las personas] estudiadas por los psicólogos y economistas del comportamiento, o adaptación de preferencias [es decir, el ajuste no consciente de los deseos a las posibilidades] estudiado por Amartya Sen y Jon Elster, entre otros) que operan a nivel micro, lo que demuestra "cómo una combinación específica de deseos individuales, creencias y oportunidades generan una acción específica'' (Hedström y Swedberg 1998: 23). Lo que Esser llama la "lógica de la selección", es decir, "la lógica, o regla nomológica, de la selección de la acción" (Esser 1994: 181) tiene la intención de especificar estos aspectos y procesos. La mayoría de los sociólogos analíticos sostienen que el mecanismo de formación de acciones propuesto debe basarse en los hallazgos de las ciencias psicológicas y cognitivas (Hedström y Ylikoski 2010a: 60), y un sociólogo bungeano no dudaría en aceptar. Una de las principales debilidades de la tradición hermenéutica en los estudios sociales, desde la perspectiva bungeana, reside en gran parte en sus frecuentes alusiones a los eventos mentales sin tratar de comprenderlos como procesos biológicos, psicológicos y sociales complejos (Moessinger 2008: 238)3.
Finalmente, el mecanismo de transformación, o lo que Esser denomina la ''lógica de agregación'', especifica o reconstruye los procesos a menudo complejos mediante los cuales las acciones e interacciones de los actores interconectados generan resultados de nivel macro deseados o no deseados, como la intrigante (resolución de) la tragedia de los comunes (Vollan y Ostrom 2010; Rustagi et al. 2010). (Dado que este proceso rara vez es uno de simple agregación lineal de acciones individuales, el término de Esser es en parte engañoso). Como autoproclamados "individualistas estructurales", los sociólogos analíticos también le dan especial importancia a este tipo de mecanismo, porque recuerda a los investigadores el hecho de que las acciones no son realizadas por individuos mutuamente independientes, sino que tienen lugar en varias "topologías de redes sociales" (Hedström y Ylikoski 2010a: 60).
Ahora, varios sociólogos con orientación analítica sostienen firmemente que solo un análisis que estudia toda la cadena de estas tres "lógicas" o mecanismos pasa por una explicación sociológica satisfactoria (Hedström e Ylikoski 2010a: 59; 2010b: 393), pero aquí es también donde los sociólogos analíticos divergen. De hecho, para algunos de ellos, el énfasis en los mecanismos se traduce fácilmente en un enfoque en las personas individuales y sus (inter)acciones, ya que los sociólogos analíticos generalmente creen que "las teorías de la acción individual" constituyen "el núcleo de los mecanismos explicativos'' (Hedström e Ylikoski 2010b). Pero hay otros escépticos sobre esta insistencia dogmática en la necesidad de explicar los mecanismos a nivel individual en toda investigación social. Por ejemplo, tan pronto como Barbera (2006: 45) discute, a lo largo de la línea de razonamiento de Hedström e Ylikoski, que el macro-fenómeno "debe explicarse por medio de algún mecanismo generativo al nivel del sistema de acción.'', en el que enfatiza que el concepto de acción invocado aquí no está restringido a agentes individuales, sino que incluye entidades supraindividuales (Barbera 2006: 45n). Es decir, mientras que las teorías de acción se consideran necesarias para proporcionar las microfundaciones de la explicación sociológica, los sociólogos analíticos difieren en sus puntos de vista sobre la necesidad de mecanismos de formación de acción a nivel individual.
1 Esto explica por qué Mahner y Bunge (1997: 176) escriben que "una dosis moderada de individualismo metodológico, no ontológico, puede ser un antídoto saludable contra el holismo", ya que el individualismo metodológico (en el sentido más amplio) sostiene que algo se puede entender si se analiza en sus partes.
2 En el modelo de sociedad CESM de Bunge, ''estructura social'' representa el conjunto de relaciones entre los miembros de un sistema social dado y entre éstos y elementos en el entorno del sistema, mientras que la estructura social total de una sociedad se define como ''la unión de sus estructuras biológicas, económicas, políticas y culturales" (Bunge 1998: 66). Desde este punto de vista, lo más importante es que la "estructura" es una propiedad emergente de un sistema y, por lo tanto, no es una cosa (Bunge 2010a; Wan 2011).
3 Con la ayuda de la teoría de la "acción y sus entornos" elaborada por Alexander (p. Ej., 1987) y Emirbayer (1996), podemos decir que el énfasis en los mecanismos situacionales y de formación de acción aquí discutidos capta bien el hecho de que la acción se desarrolla dentro de una pluralidad de entornos o contextos culturales, socioestructurales y psicológicos sociales.
Extraído de "Analytical sociology: A Bungean appreciation" de Poe Yu-Ze Wan. Revisar el artículo para más referencias.
*Para una continuación, ver aquí
La integración de Bunge de la dimensión de acción en su enfoque de sistemas está ligada a su crítica tanto del holismo como del atomismo. El holismo o trata al sistema como una totalidad inseparable y, por lo tanto, allana el camino para el intuicionismo filosófico y el irracionalismo, o prioriza un sistema sobre sus componentes al afirmar que el primero determina el último. En marcado contraste, el sistemismo de Bunge sirve como una justificación para realizar una reducción (micro)explicativa. Es decir, nos invita a analizar cada sistema en su composición, entorno, estructura y mecanismo, y busca explicar las propiedades emergentes de un sistema (al menos en parte) en términos de la interacción compleja de sus componentes1. En la investigación social, estos componentes son precisamente los seres humanos y sus (inter)acciones que forman, mantienen, transforman o desmantelan un sistema social. Por otro lado, el atomismo (individualismo ontológico) tiene que ser rechazado porque normalmente minimiza las relaciones sociales (es decir, los lazos que mantienen unidas a las personas) y los hechos y entidades macro-sociales2. Por lo tanto, la prescripción metodológica del sistemismo es divide et coniuga, o análisis y síntesis. El relato de Hedström sobre la estrategia de investigación de la sociología analítica, que "disecciona" los procesos sociales en constituyentes básicos y construye modelos para reconstruir causalmente los procesos generativos de los fenómenos colectivos, está obviamente en línea con la del sistemismo (Hedström e Ylikoski 2010a : 60).
Lo que está involucrado aquí son dos términos clave que se repiten en los trabajos de los sociólogos analíticos: microfundamentación y mecanismo. Estas dos palabras están tan íntimamente relacionadas que a menudo se usan de manera intercambiable o simultánea. Para decirlo de manera más precisa, para los sociólogos analíticos, lo que es de suma importancia en la explicación sociológica es proporcionar microfundamentos rigurosos, que equivalen a relatos completos de "las vías por las cuales se producen los patrones sociales a nivel macro" (Little 1998: 4), o de "cómo los esfuerzos en la base... pueden provocar cambios y respuestas a nivel macro" (Powell y Polyvas2008: 295). Estos se clasifican a su vez en diferentes tipos de mecanismos para capturar completamente el "carácter de proceso de lo social" (Kron 2010: 220n). En el diagrama estándar de Boudon-Coleman (también conocido como el barco de Coleman), se pueden distinguir tres mecanismos básicos: mecanismos macro-micro (situacionales), micro-micro (acción-formación) y micro-macro (transformacional).
El mecanismo situacional, que es equivalente al concepto de Karl Popper de "lógica situacional" (Situationslogik) y lo que Esser (1994, 1999) llama "lógica de la situación", se refiere a una situación social específica que moldea las creencias, oportunidades y orientaciones de los actores. Implica al menos tres aspectos: (1) las alternativas disponibles para los actores involucrados; (2) las restricciones que rigen la elección de las alternativas; y (3) la evaluación de las posibles consecuencias de las elecciones hechas (Esser 1994: 180). Como explica Wikström (2008: 130), los mecanismos situacionales "ayudan a identificar qué aspectos de la sociedad ... y qué aspectos del desarrollo y la historia de la vida de un individuo ... son relevantes como" causa de las causas "en la explicación más amplia". Es la seria consideración de estos elementos estructurales lo que distingue al "individualismo estructural" de los sociólogos analíticos de las versiones ingenuas del individualismo metodológico. Hedström y Bearman (2009) escriben, por lo tanto, que el ‘individualismo estructural difiere del individualismo metodológico tradicional al atribuir una importancia explicativa sustancial a las estructuras sociales en las que los individuos están incrustados’. En otras palabras, las instituciones sociales, las relaciones, las estructuras y los órdenes aparecen no solo en lo explicado sino también en la explicación (Schwinn 2008: 310). O, como señala Esser (1993: 404, citado en Heinz 2004: 17), los individualistas estructurales reconocen que la sociedad es "una" fuerza (Kraft) que es realmente anterior a los individuos concretos y da forma a sus acciones".
El mecanismo de formación de acciones implica una multiplicidad de mecanismos psicológicos y socio-psicológicos (por ejemplo, el conocido "efecto de encuadre" [es decir, la manera y el orden en que se presentan las opciones influirán en las elecciones de las personas] estudiadas por los psicólogos y economistas del comportamiento, o adaptación de preferencias [es decir, el ajuste no consciente de los deseos a las posibilidades] estudiado por Amartya Sen y Jon Elster, entre otros) que operan a nivel micro, lo que demuestra "cómo una combinación específica de deseos individuales, creencias y oportunidades generan una acción específica'' (Hedström y Swedberg 1998: 23). Lo que Esser llama la "lógica de la selección", es decir, "la lógica, o regla nomológica, de la selección de la acción" (Esser 1994: 181) tiene la intención de especificar estos aspectos y procesos. La mayoría de los sociólogos analíticos sostienen que el mecanismo de formación de acciones propuesto debe basarse en los hallazgos de las ciencias psicológicas y cognitivas (Hedström y Ylikoski 2010a: 60), y un sociólogo bungeano no dudaría en aceptar. Una de las principales debilidades de la tradición hermenéutica en los estudios sociales, desde la perspectiva bungeana, reside en gran parte en sus frecuentes alusiones a los eventos mentales sin tratar de comprenderlos como procesos biológicos, psicológicos y sociales complejos (Moessinger 2008: 238)3.
Finalmente, el mecanismo de transformación, o lo que Esser denomina la ''lógica de agregación'', especifica o reconstruye los procesos a menudo complejos mediante los cuales las acciones e interacciones de los actores interconectados generan resultados de nivel macro deseados o no deseados, como la intrigante (resolución de) la tragedia de los comunes (Vollan y Ostrom 2010; Rustagi et al. 2010). (Dado que este proceso rara vez es uno de simple agregación lineal de acciones individuales, el término de Esser es en parte engañoso). Como autoproclamados "individualistas estructurales", los sociólogos analíticos también le dan especial importancia a este tipo de mecanismo, porque recuerda a los investigadores el hecho de que las acciones no son realizadas por individuos mutuamente independientes, sino que tienen lugar en varias "topologías de redes sociales" (Hedström y Ylikoski 2010a: 60).
Ahora, varios sociólogos con orientación analítica sostienen firmemente que solo un análisis que estudia toda la cadena de estas tres "lógicas" o mecanismos pasa por una explicación sociológica satisfactoria (Hedström e Ylikoski 2010a: 59; 2010b: 393), pero aquí es también donde los sociólogos analíticos divergen. De hecho, para algunos de ellos, el énfasis en los mecanismos se traduce fácilmente en un enfoque en las personas individuales y sus (inter)acciones, ya que los sociólogos analíticos generalmente creen que "las teorías de la acción individual" constituyen "el núcleo de los mecanismos explicativos'' (Hedström e Ylikoski 2010b). Pero hay otros escépticos sobre esta insistencia dogmática en la necesidad de explicar los mecanismos a nivel individual en toda investigación social. Por ejemplo, tan pronto como Barbera (2006: 45) discute, a lo largo de la línea de razonamiento de Hedström e Ylikoski, que el macro-fenómeno "debe explicarse por medio de algún mecanismo generativo al nivel del sistema de acción.'', en el que enfatiza que el concepto de acción invocado aquí no está restringido a agentes individuales, sino que incluye entidades supraindividuales (Barbera 2006: 45n). Es decir, mientras que las teorías de acción se consideran necesarias para proporcionar las microfundaciones de la explicación sociológica, los sociólogos analíticos difieren en sus puntos de vista sobre la necesidad de mecanismos de formación de acción a nivel individual.
1 Esto explica por qué Mahner y Bunge (1997: 176) escriben que "una dosis moderada de individualismo metodológico, no ontológico, puede ser un antídoto saludable contra el holismo", ya que el individualismo metodológico (en el sentido más amplio) sostiene que algo se puede entender si se analiza en sus partes.
2 En el modelo de sociedad CESM de Bunge, ''estructura social'' representa el conjunto de relaciones entre los miembros de un sistema social dado y entre éstos y elementos en el entorno del sistema, mientras que la estructura social total de una sociedad se define como ''la unión de sus estructuras biológicas, económicas, políticas y culturales" (Bunge 1998: 66). Desde este punto de vista, lo más importante es que la "estructura" es una propiedad emergente de un sistema y, por lo tanto, no es una cosa (Bunge 2010a; Wan 2011).
3 Con la ayuda de la teoría de la "acción y sus entornos" elaborada por Alexander (p. Ej., 1987) y Emirbayer (1996), podemos decir que el énfasis en los mecanismos situacionales y de formación de acción aquí discutidos capta bien el hecho de que la acción se desarrolla dentro de una pluralidad de entornos o contextos culturales, socioestructurales y psicológicos sociales.
Extraído de "Analytical sociology: A Bungean appreciation" de Poe Yu-Ze Wan. Revisar el artículo para más referencias.