sábado, 8 de diciembre de 2018

De los actores supraindividuales a los mecanismos macrosociales: ¿un movimiento peligroso?, por Poe Yu-Ze Wan


*Para discusiones previas, ver aquí y aquí


[Un] argumento en contra de la supuesta necesidad de especificar mecanismos a nivel individual en toda investigación social es que los mecanismos macro-sociales desempeñan un papel importante en la explicación científica social, y pueden ser atribuidos a un estado ontológico sui generis en varios casos1. Dado que los sociólogos analíticos han sostenido que "no existe una causa social pura del estado macro al estado macro" (Little 1998: 198) o que "no hay mecanismos causales sociales que no dependen de las elecciones y comportamientos estructurados de los individuos" (Little 1998: 203), ¿se sigue que no existen mecanismos de nivel macro (Hedström and Swedberg 1996: 299; Abell et al. 2010)? ¿Es realmente cierto que cualquier referencia a los mecanismos macrosociales en la explicación social viola el principio de rigor y precisión tan apreciado por los sociólogos analíticos?

Un individualista metodológico más ortodoxo puede insistir en que los mecanismos macrosociales son "conceptos colectivos" dudosos, y que cuando se agrupan "actores compuestos" y "conceptos colectivos" juntos, se descuida el hecho de que los conceptos colectivos no pueden ser tratados como causalmente generativo o reales. O, en palabras bien conocidas de Max Weber, la tarea de los sociólogos es "poner fin a la empresa maliciosa que todavía opera con nociones colectivistas (Kollektivbegriffe)" (citado en Udehn 2001 : 98). Al reflexionar sobre su naturaleza ontológica: no son más que "un cierto tipo de desarrollo de acciones sociales reales o posibles de personas individuales" (Weber, 1978: 14).
Para aclarar el asunto, quiero hacer dos puntos. En primer lugar, como se argumentó anteriormente, la mayoría de los sociólogos analíticos de hecho apoyan una versión débil (o ''ilustrada'') del individualismo metodológico, que incorpora completamente entidades, propiedades, instituciones macro-sociales. y las relaciones como determinantes de la acción social de los individuos (Udehn 2001), como lo ilustra claramente el diagrama de Boudon-Coleman. Hedström y Ylikoski (2010b: 393), por lo tanto, otorgan una importancia explicativa significativa a conceptos colectivos tales como “reglas y normas institucionales o informales”, mientras que más ortodoxo individualistas metodológicos probablemente acusarán a los sociólogos analíticos de "coleccionar" conceptos colectivos como normas y valores en su análisis (Brym y Hamlin 2009: 93-4n; Hamlin 2002: 65). Más específicamente, estas ''variables macrosociológicas'' (para tomar prestada la frase de Boudon) son causalmente eficaces en al menos dos formas importantes (Bunge 1996: 250; 1998: 441; Udehn 2001: 318–319; Wan 2011: 134–137 ):
Pueden operar "a espaldas" de las personas al configurar los conjuntos de oportunidades de los actores individuales y compuestos y habilitar y/o restringir sus acciones e interacciones en un grado significativo;
Pueden ejercer influencia sobre las preferencias, creencias e intenciones de los individuos (es decir, de gustibus est disputandum) y, en ocasiones, pueden ser lo que los individuos tengan en cuenta, de manera intuitiva o reflexiva, al momento de decidir qué hacer, cuándo y cómo. (Hedström y Bearman 2009: 11). Por ejemplo, un evento político es a menudo el resultado de las acciones concertadas de las personas en respuesta a problemas macro-sociales tan irreductibles como la inflación, el desempleo, la opresión política o la guerra; ¿Un negocio exitoso? El hombre tiende a tener en cuenta varios procesos o hechos macro-sociales antes de actuar, como el movimiento laboral, el estado del mercado, las oportunidades de negocios, etc.
En segundo lugar, creo que la comprensión de Bunge de los mecanismos sociales como procesos que se desarrollan en y entre los sistemas sociales es una respuesta efectiva a la afirmación de que cualquier referencia a colectividades que no sean actores compuestos en la explicación sociológica corre el riesgo de reificación o lo que Boudon (siguiendo a Jean Piaget ) llama "realismo totalitario" (Boudon y Bourricaud, 1989: 5-6). Un científico social bungeano reconocerá fácilmente que conceptos colectivos como clase y raza, que son construcciones analíticas que representan similitudes entre individuos, no se califican como sistemas reales/materiales/concretos, y por lo tanto carecen de poderes causales eficientes genuinos empujar y tirar'', es decir, para provocar (o prevenir) el cambio actuando sobre objetos. En palabras de realistas críticos, no son "particulares poderosos", es decir, cosas causalmente activas u objetos complejos dotados de poderes generativos (Harre y Madden, 1975; Kurki, 2008). Sin embargo, a diferencia de estas construcciones analíticas, los mecanismos y procesos ocurren en sistemas concretos/reales/materiales, y son los que hacen posible los poderes causales (emergentes) de estos sistemas. A saber, son perfectamente reales/materiales (Bunge 2006a, b: 11)2. Como Bunge expone el asunto, ser real (material) es convertirse (es decir, sufrir cambios, eventos o procesos). Las cosas, sus propiedades y sus procesos son reales/materiales desde esta perspectiva (Bunge 2006a, b: 28).
Ahora, como todavía se puede argumentar que el estado ontológico de los mecanismos de nivel macro es dudoso, se requiere más discusión sobre los términos "macro" y "mecanismo":
La distinción macro-micro es siempre relativa, y está ligada a la comprensión general de Bunge de los sistemas y niveles: si el nivel macro denota la colección de todos los sistemas que comparten ciertas propiedades particulares, entonces el nivel micro correspondiente es la colección de los componentes de los sistemas en cuestión (Bunge 2003: 133). Por lo tanto, cuando un científico social bungeano escribe sobre niveles, factores, eventos, procesos o mecanismos macro-sociales, el término ''macro'' (perteneciente a sistemas sociales de todos los tipos y tamaños, desde una empresa hasta un estado-nación) se usa solo en relación con el ''micro'' (componentes de un sistema social dado, ya sean personas individuales o actores compuestos), no en un sentido absoluto. También se deduce que es posible y, a menudo, fructífero en la investigación social interpolar un nivel meso entre un nivel micro y uno macro, de modo que se puedan tener en cuenta más procesos del mismo nivel y entre niveles (Greshoff et al. 2011: 19-22).
En el uso de Bunge, los conceptos ontológicos de sistema y mecanismo se definen en términos unos de otros. Un mecanismo significa la colección de procesos que ocurren dentro de un sistema (y a menudo entre sistemas en el caso del mundo social), producen (o bloquean) sus transformaciones y alteran (o mantienen) su estructura. Por lo tanto, para examinar en detalle el mecanismo o mecanismos de un sistema, es necesario realizar una reducción a un nivel inferior al descubrir la composición, la estructura o las estructuras del sistema y las conexiones con el entorno, y en particular mostrar qué es lo que los componentes hacen y cómo lo hacen (Bunge 1999: 24). Esta es la razón por la que la explicación basada en el mecanismo es de varios niveles (Mahner y Bunge 1997: 94; Bunge 2001a: 88, 2003: 116–117) y puede representarse mediante diagramas de Boudon-Coleman de dos niveles (o tres niveles, si es necesario), incluso si el mecanismo invocado es "macro" en relación a los actores involucrados3.
Si los mecanismos macro-sociales no son "reales", se deduce que las reacciones químicas en los reactores, el metabolismo de las células, los procesos mentales en los cerebros y la circulación de la sangre en el sistema cardiovascular tampoco lo son. Es importante destacar que no hay duda de que estos procesos macrosociales (pero no conceptos colectivos como las clases sociales, que son meramente grupos taxonómicos) pueden a su vez ser diseccionados en sus componentes (es decir, actores individuales y compuestos), sus características, acciones socialmente situadas, e interacciones estructuradas. Es decir, se les puede proporcionar una base teórica microfundamentada para la acción. Pero de esto no se sigue que "toda descripción adecuada de un mecanismo social debe expresarse en términos individualistas" (Steel 2005: 950). De hecho, como Hedström y Ylikoski (2010a: 52) han reconocido, “para que un mecanismo sea explicativo no es necesario que las entidades, propiedades y actividades a las que apela se expliquen”. Lo mismo se aplica a los mecanismos macro-sociales (como los procesos de cooperación, competencia y emulación que tienen lugar en y entre los sistemas sociales) que (provisionalmente) toman en cuenta a los actores individuales y compuestos involucrados, sus propiedades emergentes, e (inter)acciones4.
Para concluir, el enfoque de Bunge es un antídoto digno de elogio a lo que Hoover (2001: 109) llama el "programa fuerte de microfundamentación", que "rechaza el realismo con respecto a las entidades macroeconómicas [y macrosociales]". En este sentido, podría decirse que proporciona un curso intermedio entre la Escila del "realismo totalitario" y la Caribdis del individualismo ontológico. 



1 Bunge (1998: 88, 106, 1999: 56, 2006a: 122-123, 131, 2009: 19) también escribe sobre mecanismos macro-sociales como la producción y el intercambio, la innovación tecnológica, la formación de precios, la redistribución de la riqueza, el consumismo, la desindustrialización. , los conflictos étnicos, la cohesión social, el control social, los mecanismos de construcción de la nación (p. ej., la enseñanza primaria obligatoria), los diversos "mecanismos de segregación económica y política", etc. supuestamente pasados por alto por el pionero analista científico Thomas Schelling.
2 El emergentismo de Bunge afirma que todos los hechos (estados o cambios de estados [eventos y procesos]), ya sean químicos, mentales o sociales, ocurren en cosas materiales. Contrariamente al fisicalismo (materialismo eliminativo), mantiene que las cosas supra-físicas, desde los organismos a los sistemas sociales, son reales/materiales.
3 Hedström (2005: 25) sigue a Machamer et al. (2000) en la definición de los mecanismos como "entidades (con sus propiedades) y las actividades que estas entidades realizan, ya sea por sí mismas o en concierto con otras entidades". Glennan (2010) hace referencia a este punto de vista como el "enfoque de sistemas mecanicistas", desarrollado principalmente por filósofos de las ciencias biológicas. Para obtener más información sobre los puntos en común y las diferencias entre Bunge y las concepciones de "mecanismo" de los sociólogos analíticos, vea Wan (2011: 145–148). A pesar de las diferencias, ambas partes estarían de acuerdo en que ya que cualquier evento o proceso "en última instancia se refiere a entidades y actividades ..., una definición que se centra en tríadas de entidades/propiedades/actividades parece más precisa que una definición que se refiere genéricamente a nociones tales como 'eventos' o 'procesos'' (Manzo 2010: 150). Desde mi punto de vista, el modelo CESM de Bunge y su filosofía general de sistemas brindan una base ontológica coherente para la conceptualización de estas "entidades", "actividades" y "procesos".
4 En un artículo reciente, Jepperson y Meyer (2011: 68) defienden con firmeza la "asignación de un estatus privilegiado a una explicación individualista" al examinar meticulosamente la literatura existente sobre las conexiones entre el Protestantismo y el desarrollo capitalista. Sin embargo, su acusación de la explicación basada en el mecanismo no tiene fundamento, ya que simplemente se oponen a "la tarea teórica de atender los múltiples niveles de análisis involucrados en la explicación sociológica". Como hemos visto, una vez que se abandona la insistencia dogmática en las microfundamentaciones individualistas, las explicaciones basadas en mecanismos estarán perfectamente en sintonía con el análisis multinivel. Por ejemplo, Lichbach y de Vries (2007) distinguen entre los mecanismos de nivel macro, meso y micro (por ejemplo, mecanismos económicos y mecanismos de comportamiento político que tienen lugar en los niveles macro y micro respectivamente) que deben tomarse en consideración en un análisis multinivel de la movilización de movimientos de protesta globalizados. Del mismo modo, en su estudio del orden global y la transformación poscomunista, Pickel (2006) hace un uso extensivo de, por ejemplo, el nacionalismo como un mecanismo de nacionalización, que tiene lugar no simplemente "a nivel mundial, regional, estatal-social, y niveles locales", sino ''en sistemas y organizaciones políticas, culturales, económicas y biosociales de todo tipo'' (Pickel 2006: 135).








Extraído de "Analytical sociology: A Bungean appreciation" de Poe Yu-Ze Wan. Revisar el artículo para más referencias.

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