Ir al contenido principal

Derecha e izquierda por Giovanni Sartori


Si bien en cierta medida las ideologías han llegado a su fin, desde luego lo que no ha desaparecido es el uso de las palabras “derecha” e “izquierda”. Uso que, por el contrario, volvió a estallar con la denominada revolución estudiantil de 1968. En aquella época se fantaseo incluso con unas matemáticas de izquierdas, con una nueva forma (de izquierdas) de fabricar coches, etcétera.  Esas y otras tonterías parecidas cayeron pronto en el olvido. Lo que no quita es que en el plano teórico los dos contenedores en cuestión se expliquen y se justifiquen con dificultad. ¿Por qué la “arabofilia” es de izquierdas? Vaya usted a saber. ¿Por qué el pacifismo es, hoy, de izquierdas (mientras que Marx desde luego no lo era)?


Pero si esos dos conceptos son difíciles de defender en teoría, en la práctica, hasta la caída del muro de Berlín, las cosas estaban así: correspondía a Moscú y al marxismo decidir lo que era de izquierdas y lo que no. Lo que implicaba que todo aquello que ocurría en la URSS, o lo que convenía a la política soviética, era “de izquierdas” (por definición), mientras que todo lo que ocurría en el mundo capitalista era “de derechas” (por definición).
Desde entonces, la izquierda tiene dificultades para definirse “de izquierda” y da bastantes bandazos. Lo que no impide que las etiquetas izquierda y derecha sean difíciles de erradicar (peses a que muchos intelectuales afirman que ya están superadas). En realidad, no están tan superadas. En el nivel de la política de masas siguen vivas y coleando. Porque son como una brújula. Nos orientan. Y también constituyen una identificación que nos ancla a algo.
Por otro lado, la ciada de la madre patria ha estimulado la búsqueda de un significado profundo de “izquierda”. What is left of left? ¿Qué queda de la izquierda? En este debate mi tesis ha sido que la “izquierda” es (era, o debería ser) la política que apela a la ética y que rechaza la injusticia. En sus intenciones de fondo y en su autenticidad, la izquierda es altruismo. es hacer el bien a los demás, mientras que la derecha es egoísmo, es atender al bien de uno mismo. Pero además, para complicar las cosas, intervienen las “consecuencias imprevistas” de nuestras acciones. Lo que Hegel denominaba “heterogénesis de los fines” y “astucia de la razón” desborda las intenciones: el egoísmo puede producir resultados de interés colectivo y, análogamente, el altruismo puede degenerar en un daño generalizado. Es lo que nos explicaba Adam Smith con su teoría del mercado como “mano invisible”.
De entrada, la izquierda tiene unas credenciales ganadoras: es virtuosa y persigue el bien. Y también, de entrada, la derecha se defiende mal: no se ocupa de las virtudes y atiende solo sus asuntos. Pero también a esos efectos se da una contradicción. Puesto que la “derecha” no apela a ninguna moralidad, no está expuesta a la quiebra moral, Por el contrario, quien alardea de moralidad, perece de inmoralidad. Las credenciales éticas de la izquierda son también su talón de Aquiles. Robespierre practicaba una virtud en la que creía. sus sucesores predican una virtud en la que creen poco y que practican menos aún. A día de hoy, la izquierda sigue siendo moralmente genuina por lo que respecta a quienes creen en ella y a sus activistas de base, pero en su mayoría es moralmente hipócrita en sus vértices. Digámoslo así: si el poder corrompe un poco a todo el mundo, a quien más corrompe es a la izquierda cuando llega al poder.
Una izquierda que carece ya del anclaje del marxismo puede ser una izquierda que nos haga echarlo de menos. Por erróneo que fuese, el marxismo era en todo caso un instrumento doctrinal de respeto. Contra el marxismo se podía discutir, contra la nada o contra la hipocresía se discute malamente.


Extraído de “La democracia en 30 lecciones” de Giovanni Sartori.

Entradas más populares de este blog

Diferencias entre sentido común y sociología por Zygmunt Bauman

En primer lugar la sociología hace un esfuerzo por subordinarse a las rigurosas reglas del discurso responsable, que supuestamente es un atributo de la ciencia. Esto significa que de los sociólogos se espera que se preocupen especialmente por distinguir -de manera clara y visible para cualquiera- entre las formulaciones corroboradas por la evidencia disponible y las afirmaciones que solo pueden reivindicar una condición de suposición provisional y no verificable. En segundo lugar está el tamaño del campo del que es extrae material para el juicio. Para casi todos nosotros los no profesionales, ese campo se limita al de nuestra vida personal. Sin embargo, dada la enorme diversidad de las condiciones de nuestras vidas, cada experiencia basada únicamente en un mundo individual es necesariamente parcial y muy probablemente unilateral. Esto solo se ratifica reuniendo y comparando otras experiencias, de muchos mundos. El resultado general será el descubrimiento del íntimo vínculo existent...

Las 27 tesis de Popper acerca de las Ciencias Sociales

En su ponencia titulada 'La lógica de las ciencias sociales', Karl Popper enuncia 27 tesis sobre lo que él piensa que es aquella lógica, aunque a decir verdad me parece que se refiere más a la metodología y epistemología de las CCSS que a su 'lógica'. Así, que hice un pequeño resumen de esas 27 proposiciones de Popper sobre las CCSS: Disponemos de mucho conocimiento práctico y teórico que nos procura una gran comprensión del mundo. A pesar de esa aun ignoramos muchas cosas, esto es producto de los nuevos conocimientos que nos abren nuevos problemas. Toda teoría del conocimiento se basa en la relación de estas dos tesis, es decir, la tensión entre el conocimiento y la ignorancia. La ciencia empieza con la aparición de problemas, que es la forma como se manifiesta la tensión antes mencionada. Estas tesis anteriores también se aplican a las ciencias sociales.

El Determinismo Social

Las ciencias sociales nacieron marcadas por ciertos determinismos que definían las diferentes escuelas y enfoques. Los principales eran el determinismo económico nacido del marxismo, y el biológico nacido del darwnismo social. Pero había un tercero más asolapado: el determinismo social, representado por la idea de Durkheim de que solo los hechos sociales explican los hechos sociales. La historia de las ciencias sociales del siglo XX fue una lucha contra los dos primeros determinismos. El determinismo biológico fue derrotado después de la desacreditación del nazismo y de las doctrinas racistas que se habían fundado con base en él; y el determinismo económico fue derrotado con el fracaso en la instauración del comunismo por parte de la URSS. Pero ambos aún sobreviven: el primero bajo la forma de psicología evolutiva (obviamente no toda la psicología evolutiva) y algunas corrientes e hipótesis en etología; el segundo bajo formas de derecha con el fundamentalismo neoliberal de mercado e...